El Bierzo, paraíso de la Mencía esta lleno de paisajes infinitos salpicados de viñas. Bosques centenarios, lugares mágicos y senderos que nos descubren emociones.
Paisajes naturales como los Ancares, sin olvidarnos del Camino de Santiago. O creados por el hombre, de singular belleza, como Las Médulas, una explotación de oro realizada por los romanos y declarada Patrimonio de la Humanidad.
Descripción que del paraje hiciera Enrique Gil y Carrasco: “Esta montaña, horadada y minada por mil partes, ofrece un aspecto peregrino y fantástico por los profundos desgarrones y barrancos de barro encarnado que se han ido formando por el sucesivo hundimiento de las galerías subterráneas y la acción de las aguas invernizas, que la cruzan en direcciones inciertas y tortuosas. Está vestida de castaños bravos y matas de roble, y coronada aquí y allá de picachos rojizos y de un tono bastante crudo, que dice muy bien con lo caprichoso y extravagante de sus figuras. Su extraordinaria elevación y los infinitos montones de cantos negruzcos y musgosos que se extienden a su pie, residuo de las inmensas excavaciones romanas, acaban de revestir aquel paisaje con un aire particular de grandeza y extrañeza que causa en el ánimo una emoción misteriosa”.
EL BIERZO PARAISO DE LA MENCÍA
El Bierzo tiene un microclima muy particular. Es un clima suave, entre el clima oceánico, templado y con humedad relativa y el continental de inviernos frío y secos. El suelo en el Bierzo es de textura es franco-limosa, moderadamente ácidos, su pH está próximo a 5,5, con ausencia de carbonatos, propio de climas húmedos. Los suelos en ladera están constituidos por una mezcla de elementos gruesos, cuarcitas y pizarras. En el Bierzo se producen diferentes variedades entre las que destaca la uva Mencía de baja acidez. El racimo es de tamaño medio y semi-compacto. Las bayas son de tamaño medio, color azul violeta y de hollejo grueso. Y reina de la uva en el Bierzo.